domingo, 11 de abril de 2010

Cap.10 La Creación de los Dijes

POV Maddy


Después de ese romántico y mágico momento y esa pelea de lodo, nos dirigimos los tres hacia la dirección de la casa donde se supone que encontraríamos información de nuestros dijes; no se encontraba muy lejos del hogar de Alicia.. Con el lodo en nuestra piel y ropa ya seco, caminamos durante bastante tiempo a la casa, aunque parecieron sólo unos cuantos minutos ya que íbamos muy divertidos.
Abbe y John, agarrados de la mano lo cual me encantaba ya que eran el uno para el otro y los tres riéndonos de historias que contábamos que nos habían sucedido.

Llegamos a una casa vieja y abandonada. El techo y las paredes a punto de caerse, ya ni tenía pintura por fuera. Sin arreglos, como si hubiera estado ahí por miles de años, en mal estado. Comenzamos a preguntarnos si Alicia nos había dado la dirección correcta, pero al acercarnos nos dimos cuenta que sí. La puerta principal no tenía cerradura, a su derecha en lugar de tener timbre, tenía una placa de metal con gravados iguales a los de nuestros collares. Nos dimos cuenta cómo era que se habría la puerta, con los collares, como había dicho la abuela de Abbe. Pero por más que pusiéramos los dijes de los collares en la placa no pasaba nada.

-¡Chicas miren esto!-nos gritó John que se encontraba en cunclillas observando un letrero que encontró hasta abajo de la estructura de la casa que había sido cuebierto por nieve.
-¿Qué fue lo que encontraste?- le pregunté.
-Miren, este letrero tiene dos nombres inscritos. Esther y Gladys Miller.- leyó señalando los nombres labrados.
-¡Esos deben ser los nombres de mi tataratataratataratatara abuela y su mejor amiga!¡Las que crearon los collares!-exclamó Abbe.
-Entonces vamos, ¡sigamos intentando abrir la puerta!- les dije.

Corrimos de nuevo hacia la puerta y después de siete veces de tratar abrir la puerta, funcionó. La puerta se abrió sólo cuando colocamos nuestros dijes al mismo tiempo. Al situarlos en la placa, brillos dorados empezaron a rodear la lámina con los collares. Fue magia. O al menos eso creemos. Los mismos brillos que envolvieron los collares, se esparcieron hacia la puerta y se abrió. Después de abrirla, desaparecieron.

-Ok, no estoy muy segura de qué fue eso, pero, entremos.-dijo Abbe.

La casa por dentro estaba igual de descuidada como el exterior. A pesar de todos los años que tenía la casa, seguía teniendo muebles y muchos, pero muchos libros.

-¿Qué es lo que tenemos que buscar?- dudó John.
-Información o cualquier cosa que nos diga más acerca de la historia de los collares.- dije - Son demasiados libros y yo supondría que habría algo de información ahí, así que ¿por qué no nos los dividimos? John, tú busca en ésos. Abbe, tú en ésos y yo, éstos.-
-Supuse que tardaríamos mucho así que cuando se fue mi abuela, preparé unos sandwiches y traje unas cuántas de las galletas. Los dejaré en aquella mesa por si alguien quiere.- mencionó Abbe.
-Gracias-dijimos a coro John y yo.

Comenzamos a buscar libro por libro, en cada uno de ellos si había algo que nos ayudara. Todos los libros estaban viejos pero bien cuidados. Al parecer a las que vivían aquí les gustaba leer al igual que a Abbe y a mi.
Habíamos llegado a la residencia a las 10:30. Ahora eran casi las cuatro de la tarde y seguíamos buscando. Quedaban pocos libros afortunadamente pero despuéss de tantas horas consultar, ya no estábamos tan esperanzados de encontrar algo. 

-Tienen una serie de cuatro volúmenes de naturaleza. Los cuatro libros son de los cuatro principales elementos de la naturaleza.-comentó John.
-Pués debían de estar muy conectadas con la Madre Tierra.-dijo Abbe. Todos comenzamos a reir por su comentario. Pero de repente Abbe paró.
-¿Qué pasa?-le pregunté.
-Creo que lo encontramos,- dijo hojeándo las páginas del gastado libro- miren, vengan a ver. El libro estaba escrito a mano y en efecto, era de los dijes y de los poderes entre otras cosas mencionadas.
-Abbe, ¡lo encontraste!-exclamé excitada. Tan emocionados estábamos que apenas y nos dimos cuenta de dos anillos entrelazados formando uno, que se encontraba en la repisa donde se guardaba ese libro.
-Vamos a ponerlo en la mesa.-dijo Abbe refiriéndose al manuscrito. Ella y John seguían examinando el libro pero yo me acerqué a ver el anillo. 

Al agarrar el plateado y brillante anillo todo se volvió borroso y en un instante aparecí en la misma casa en la que estábamos pero todo estaba como si fuera nuevo. Me volteé asegurándome de que John y Abbe estuvieran atrás de mi todavía. Aparecieron unos segundos después de que yo llegué.

-¿Qué pasó aquí?- preguntó Abbe. Tenía un rostro confundido.
-No lo sé. Agarré este anillo que me encontré y... y aquí estamos.-dije también un poco confusa de lo que pasaba. En la mesa no estaba el libro y nuestras cosas tampoco. Habían desaparecido. ¿Qué pasaba aquí?
-¿Alguna vez han visto una de esas películas donde viajan en el tiempo?- preguntó John. No tenía nada que ver supregunta a menos que...
-¿Estás insinuando que viajamos en el tiempo?-inquirió Abbe.
-Puede ser.-
En la mesilla en la sala habí un periódico; al acercarme vi la fecha que decía...
-Estamos en 1921.-dije en voz alta para que lograran escucharme.-Oh por dios.- El anillo los había llevado en el tiempo a 1921 pero no sabíamos por qué.
En eso entró una señora delgada de vestido a la sala. Buscaba algo alrededor de la habitación. No nos podía ver ni oir.

-¡Esther!- gritó la mujer -¡¿Sabes dónde dejé mi saco?!- En eso otra mujer también delgada y alta llegó de un cuarto al final del pasillo. Debía de ser Esther.
-Está en el cuarto.-le contestó. Las dos se miraron a los ojos y sonrieron. -Qué bueno que te veniste a vivir conmigo Gladys.-
-Gracias por la invitación prima.-

Al parecer ellas eran Esther y Gladys. Las dueñas de la casa que estaban en la inscripción en el exterior de la casa. Y por lo que escuchamos eran primas, no amigas.

-Bueno, vamos a crear los dijes.-dijo Esther.

Cap.9 Primer Beso

POV Abbe

Me encontraba en uno de esos momentos incómodos donde nadie sabía qué decir, John me sonreíaa y luego volteaba hacia cualquier otro lado sin saber de que hablar.

-Y amm así que ¿por dónde vives?-preguntó un poco intrigado.
-Pues la verdad no me sé muy bien las calles todavía-sonreí avergonzada-pero vivo cerca de la casa de Maddy.- John se sentó más cerca de mi, eso me hizo sentir aún más incómoda pero no lo hice notar.- ¿Has vivido siempre en Wilmington?-Sus dientes blancos sobresalieron entre sus labios.
-Sí, soy un chico de pueblo.-concluyó, yo reí por su broma lo cual me hizo sentir más cómoda. Entonces comenzamos a hablar más fluidamente.


-Aquí están las galletas, cariño-dijo mi abuela mientras Maddy las ponía sobre la mesilla del centro, después mi abuela colocó los vasos de limonada.

-Abuela-dije después- creo que debemos de hablar de eso-la última palabra la enfatisé.-¿Te parece?
-Oh querida, pero ammm-volteó a ver a John acusadoramente aunque no tan evidente.Pero John para mi sorpresa entendió que debíamos hablar a solas con mi abuela. Así que respondió con lo siguiente:
-Supongo que debo de salir un rato a recorrer el pueblo, no lo conosco muy bien-sonrió y se levantó del sofá. Yo lo seguí y le abrí la puerta, él salió y se volteó hacia mi.
-Gracias-sonreí yo sabía que él entendía que debíamos hablar con mi abuela así que le daba las gracias por entenderlo.
-Es un placer mi lady.-dijo riendo y salió disparado hacia el porche. Yo cerré la puerta y me volteé hacia Maddy y a la abuela.


-Chicas, esto es muy importante...-la abuela no pudo terminar la frase porque el teléfono sono. Ella corrió a contestarlo.
Desde la otra habitación se podía escuchar la voz asustada de mi abuela.

-Oh Dios mío, claro pero claro que sí. Voy para alla. Aham.-ella colgó el teléfono y regresó pálida.-Les tengo noticias, queridas. Tengo que salir inmediátamemte-gimió-Tu tío abuelo está en el hospital, debo ir a verlo, así que no les puedo decir mucho acerca de los collares por ahora. Pero vallan a esta dirección...ahí habrá mucha información-ella nos dio un papelito con la dirección anotada.-Y recuerden usen los collares, para entrar.-Maddy y yo nos volteamos a ver confundidas.-Quédense aquí todo el tiempo que deseen. Yo no sé cuándo volveré. Por cierto, díganle a su amigo GUAPO que entre, hace mucho frío afuera.-comenzó a reir-Abbe, forman una linda pareja, cariño. ¿No lo crees, Maddy?-

-Claro que sí, son perfectos el uno para el otro-.


Salimos de la casa unos minutos después de que mi abuela lo hiciera. Fue fácil encontrar a John el cual estaba en el bazar, había varios puestos con diferentes cositas artesanales. Todo era maravilloso. Había pulseras, aretes, morrales, cinturones y muchísimas productos más.

-¿Encontraste algo lindo para comprarte?-le pregunté por detras de él, mientras él se daba la vuelta sonriendo.

-La verdad es que no, te lo compré a ti.-Me quedé paralizada ¿me estaba enamorando de él? Tomé la bolsa que me ofreció y le sonreí tímidamente-Espero que te guste, cuando lo vi pensé que era perfecto para ti.

-Gracias-dije sacando un brasalete plateado, tenía colgando dos corazones y una libélula en el medio, era bellísima-¿Me la pones?-
Él sonrió y entonces tomó la pulsera y me la colocó alrededor de la muñeca.
Un sentimiento de culpabilidad se apoderó de mi cuerpo, él hacía todo para que yo estuviera cómoda y ni siquiera me preguntaba por qué no lo habíamos dejado escuchar nuestra conversación con la abuela, y yo le mentía con lo de los collares. Volteé a ver a Maddy y ella asintió, en ese momento supe que ella estaba pensando en lo mismo que yo -la conexión que teníamos ella y yo era muy especial y amaba eso-Yo asentí y me volteé hacia John de nuevo.Caminamos a un lugar más remoto donde no había mucha gente.

-Te tengo que contar algo que a nadie más se lo hemos contado y necesitamos que seas discreto-le dije seria, mientras él se tensaba.-Maddy y yo tenemos el mismo collar desde que eramos pequeñas, aunque no nos conocíamos. No existen collares iguales, nuestras tatatatatatatatara abuelas o algo así los crearon, los collares tienen poderes realmente potentes.-Tenía la esperanza que me creyera sin más explicaciones, aunque sabía que no era posible. Él sonrió pero no burlonamente si no que parecía que era sincero su gesto.

-Te creo-dijo con ojos honestos.-Pero necesito que me hagas un favor-lo volteé a ver confundida-¿podemos volar en tu escoba?-esta vez si lo había hecho burlonamente pero entonces paso su brazo por mi cuello y me abraso.-Es broma-comenzó a reir, Maddy y yo nos vimos con ojos traviesos, y safándome de él, lo aventamos y accidentalmente cayó en el lodo. Las dos comenzamos a reir.

-Eso es lo que pasa cuando insultas a una chica con poderes-dijo Maddy riendo. John se levantó todo manchado de lodo y corrió hacia mi yo comensé a gritar: ¡No, aléjate. Me vas a manchar!.
Pero él no me hizo caso y me abrazó, me jaló y caímos los dos en el charco de lodo. Maddy reía estruendosamente mientras yo planeba manchar a John de nuevo. Los dos seguíamos abrazados tirados en el lodo. Y entonces vi como él se acercaba poco a poco a mi, quedando tan solo a centímetros de separación. Lo vi, cada detalle, cada facción de su hermoso rostro. Entonces sin que lo viera venir él estampó sus labios en los míos. Y de repente se convirtió en un beso. Tardamos unos minutos en separarnos, descubrí que cerca de él me sentía total y completamente protegida. Al separarnos ambos sonreímos. Y entonces nos logramos parar del lodo sin caernos. Vimos a Maddy y corrimos a ella tirándola al lodo: era justo ¿no?

No paramos de reir.Todo nuestro cuerpo estaba cubierto de lodo, comenzamos a lansárnoslo entre nosotros. Cuando paramos John me sonrió tomándome de la mano. Yo sabía que Maddy estaba increíblemente feliz porque se había cumplido lo que ella quería. Tenía una gran sonrisa en su rostro la cuál no quitaba.
Aunque claro que no era del todo oficial, y tampoco conocía a John totalmente ya lo amaba como nunca hubiera hecho con nadie.

Cuando le contamos detalle por detalle a John lo del collar, él nos dio todo su apoyo y nos ofreció acompañarnos a la casa. Pedimos a un señor que estaba por ahí que nos ayudara a encontrar la dirección que se encontraba en el papel color amarillo que la abuela nos había dado. No se podía leer muy bien por que estaba lleno de lodo.

viernes, 9 de abril de 2010

Cap.8 Llegando a casa de la abuela

POV  John

Pasamos el largo camino en el camión los tres platicando muy entretenidamente, bueno más bien Maddy y yo; Abbe parecía estar todavía consternada por algo y rara vez hablaba.
Yo en cambio estaba sumergido en el tema de la charla, pero en lugar de estar concentrado en él lo único que mis ojos veían era el rostro de Abbe.

-John, John,-
-¿Qué pasó? Lo siento, esque estaba un poco distraído.- dije balbuceando.
-Ya nos dimos cuenta,- río Maddy y Abbe la volteó a ver con una mueca de amenaza. A veces no entiendoa las chicas.
-Oigan, se me olvidó preguntarles algo. ¿A qué van a casa de tu abuela?- me dirigí a Abbe.
Se quedaron en estado de shock como si las hubiera tomado por sorpresa y no supieran qué responder. Se pusieron pálidas y no dijeron nada.

POV Maddy


-Oigan, se me olvidó preguntarles algo. ¿A qué van a casa de tu abuela?- le preguntó John a Abbe.

¿Y ahora qué le responderíamos? No sabía si esto de los collares y toda la confusión del tema se lo pudiéramos decir a John. No sabía si se debería de mantener en  secreto, y al parecer Abbe tampoco.  Ella se empezó a poner pálida y supongo que yo también. Entre más nos tardáramos en responderle, más sospecharía John.

-Mmm.. este, vamos a...am... a entregarle este libro que mi mamá le pidió prestado.-se le ocurrió por fin a Abbe.
Por suerte justo cuando Abbe le dijo esa excusa sonó el celular de John así que no llegamos a ver su reacción.

-Disculpen, ¿Bueno?- contestó.
-¡No sabía qué responderle! que pude haberle dicho sólo que íbamos a visitarla porque está sola pero...- me dijo Abbe que seguía páida.
-¡Bueno ya! El punto es que se la creyó.- le contesté.
-Me siento muy mal por no haberle dicho la verdad.-
-Pero ¿cómo ibas tú a saber si teníamos permitido decírselo?- no terminé de hablar porque John ya había terminado de hablar por teléfono.

-Lo siento, ese era Andrew para invitarme mañana a un partido de americano.-se disculpó. Ninguna de las dos sabía quién era Andrew así que pusimos una cara de confusión. Al parecer él se dio cuenta que no sabíamos quién era porque nos contestó:
-Él es mi mejor amigo.-
-Ahhhhhh.- dijimos a coro Abbe y yo.

En ese momento el camión paró, el conductor anunció que esa era la parada de Releigh y nos bajamos. Las tres cuadras desde el camión hasta la casa de la abuela de Abbe, la conversación continuó normal como si no hubiéramos tenido ese extraño momento en el camión.
En unos cuantos minutos llegamos a un pintoresco rumbo. Todas las casas y sus jardines estaban arreglados y no tardamos mucho para encontrar la casa que buscábamos. Era un lindo hogar, cálido y sencillo. Cruzamos el jardín y el encantador porche y llegamos a la puerta principal. Abbe tocó el timbre y en un insante la puerta fue abierta por una cordial y simpática anciana que traía puestos guantes y un delantal.

-¡Abbe!- exclamó la abuela y se aventó a darle un gran abrazo y muchos besos a su nieta. -¡Hace cuánto qué no te veo!-
-¡Hola abuela! ¿Cómo estás?-dijo Abbe -Traje a unos amigos, espero que no te moleste. Ellos son Maddy y John- dijo introduciéndonos.
-Hola señora, mucho gusto.- dije estrechando la mano de la mujer.
-Hay linda por favor dime Alicia.-me contestó.
-Claro.-
-Un placer.-le dijo John
-Encantada.-volvió a responder Alicia.-Por favor, pasen, pasen. Que grosera soy al dejarlos afuera en el frío.-

Su casa era ideal para una viuda anciana. Muy alegre y acogedora. Tenía fotos y cuadros por aquí y por allá. Nos llevó hasta la sala y nos sentamos todos en los sillones.

-¡Oh por Dios! Dejé unas galletas en la estufa que hice para ustedes.- se acordó Alicia.
-Oh, yo le ayudo.-me ofrecí.
-Gracias querida.-

Nos dirigimos a la cocina que estaba cruzando un pasillo, entramos en ella y cerramos la puerta. Al fin dejábamos a los tórtolos solos, que claro mi intención sí era ayudar a Alicia, pero que perfecta oportunidad para que haya una conversación romántica entre ellos.

-Y dime, ¿a qué venían ustedes hoy? Esque ya sabes, a nosotras las personas viejas se nos olvida todo.- dijo riéndose al entrar en la cocina.
-Pués,...- no sabía cómo decírselo- ¿ve que usted le habló del collar a Abbe?-
-Mmmm...querida debes estar confundiéndote.-dijo muy fingidamente.
-No se preocupe-le dije sin saber cómo anunciarle que yo era la otra chica.-Éste es el collar ¿No es cierto?-le mostré el dije. Ella me sonrió tiernamente, como si estuviera orgullosa.


-Pués sí, yo soy la otra chica del collar, pero antes de que me hable más acerca de él, le tengo una pregunta, ¿le podemos decir a otras personas acerca del tema?- pregunté por el incidente que había ocurrido hace unos instantes.
-En algún momento tendrás que decírselo a las personas pero por ahora, no.-respondió.


Al parecer no me sorprendía su respuesta y no me quejé. Sacamos las galletas recién horneadas y las pusimos en un plato. Alicia tomó cuatro vasos de la repisa para vertir la limonada y salimos de la cocina.

jueves, 8 de abril de 2010

Cap.7 Amigas!

POV Abbe


La chica me habia vuelto a preguntar acerca del collar, me quede paralizada, ella sabia algo acerca del collar eso era obvio pero ¿cómo?

-Amm..pues-dude al principio-al principio estaba confundida al igual que tu, de hecho mi abuela es la persona que me lo dio y pues la historia dice que este collar  fue de la tataratatara de mi abuela; ella y su mejor amiga los crearon con un extraño hechizo, el cual tiene poderes demasiado potentes.- Al terminar mi nueva conocida llamada Maddy se quedo un buen rato pensativa pero yo no la apure.-Uhmmm oye se hace tarde ¿te quisieras quedar a cenar?, mi mama es un poco rara pero seguro que no se molestara.

-Si supongo que si pero antes llamare a mi casa, deben de estar un poco alterados.-Sonrei y avanse para acercarme a la casa y abrirle la puerta.

Al entrar mi mama estaba en su estudio como siempre, tratando de diseñar una nueva temporada de invierno para animales. Su idea de salvar al mundo con su vegetarianismo y su trabajo me volvian loca pero no dije nada con tal de que ella no me molestara con sus horribles discursos del ecosistema.

-Linda casa-dijo ella con una mueca en su rostro.-¿Te acabas de mudar con tu mama? -Yo la voltie a ver con nostalgia. Despues voltie a ver la foto que mi madre habia enmarcado en la cual se encontraba mi papa con una sonrisa increiblemente sincera.

-No, es una larga historia-dije desiando que ella no la quisiera escuchar.


-Me encantaria escucharla, supongo que tenemos tiempo durante la cena.-dijo mientras yo sonreia hipocritamente, sabia que ella era parte de mi, el collar lo explicaba habia una conexion notable entre nosotras.
Me acerque al estudio de mi mama y le explique que habia invitado a una nueva amiga a cenar y que cenariamos en mi cuarto. Ella se vio aliviada al ver que ya tenia nuevos amigos, asi que no dijo nada mas. Saludo a Maddy con un: Bienvenida, sientete como en casa. y volvio a su trabajo.
Llegamos a mi cuarto aun con algunas cajas medio abiertas para desempacar y nos sentamos en el suelo. La cena eran unos fideos que habian sobrado de la comida y un poco de té frio.

-Asi que cuentame-dijo ella sonriendo despues de hablar a su casa.-¿Cual es tu historia?


La voltie a ver, no segura de por donde esperar, pero mis palabras fluyeron perfectamente, le conte todo desde que mi padre murio hasta lo que aso despues de la biblioteca con el chico. Ella parecia endenterme perfectamente y era tan reconfortarete poder hablar con alguien que por fin me entendiera desde que llegue a este pueblo. Aunque cuando me daba cuenta Wilmington no estaba tan mal del todo simplemente no habia visto las cosas buenas que habia.


-Se llama John-dijo mientras yo estaba inmersa en mis pensamientos.


-¿Cómo? ¿de que hablas?-dije balbuciando.


-Del chico que te encontraste en la biblioteca, se llama John, aunque no hablo mucho con el yo diria que le gustas.-Comense a reir.


-Ya, si claro. Debe de ser asi con todas, aparte de que no necesito tener mas problemas-ella y yo sonreimos.-Y tu? Si no le hablas al chico guapo (con el cual no quiero estar)-sonrei-con quien te juntas...-Ella suspiro quedandose pensativa unos momentos.


-La verdad esque sí tengo ammm con quien hablar en la escuela, pero amigas como tal, con las cuales ir a pijamadas o embriagarse despues de un terrible suceso. No, de esas no tengo.-Yo comense a reir, la verdad esque yo tampoco tenia de esas amigas en Nueva York si no que tan solo hablabamos en la escuela y ella.


-Pues creo que nos caieremos muy bien-dije con una mueca, las dos comensamos a reir.-Por cierto, regresando al tema del dije. Mañana hare un viaje a casa de mi abuela, de hecho estaba pensando en ¿por qué no venías?...ella estará encantada de conocerte y también nos podría hablar más acerca de el dije.


-Me parece perfecto, creo que debo de irme, mi papá debe estar en el sillón diciendo maldiciones acerca de dónde estoy. Así que nos vemos mañana ¿a qué hora...?


-Ammm pues el camión sale temprano así  ¿qué te parece a las 8:00?-dije dudando si era muy temprano para ella. Pero pareció que no.


-Perfecto, a las 8:00-Maddy y yo nos levantamos del suelo y nos dirigimos a la puerta principal.-Gracias por la cena, estuvo genial.


-No, de que, me encantó conocerte.-Ella salió y poco a poco la vi desvanecerse entre la noche. Mi mamá estaba detras de mi, sonriendo.


-¿Ves? no es tan malo ¿O sí?.- Le dirigí una rápida sonrisa y entonces me fui al cuarto. Me tiré en la cama y me quedé total y completamente dormida.




El día siguiente me levanté, volteé hacia el reloj y vi la hora, eran las 7:00 aún tenía tiempo pero me había retrasado demasiado. Me bañé en un dos por tres y me vestí en el mismo tiempo, y empaqué algunas cosas en una bolsa blanca un poco grande donde me cupiera lo necesario.
Volteé a ver la hora de nuevo. 7:50.am, justo a tiempo para esperar a Maddy. La cuál llegó minutos después, nos despedimos de mamá y corrimos a la estación. Mamá no me había dejado llevar el coche por que dijo que ella no lo podía recojer y eso me enojó pero no renegué mucho.
Caminamos juntas, riendo y bromeando. Era tan fácil hablar con ella, simplemente me encantaba estar con ella por que el tiempo se me iba volando.
Pasamos la avenida principal y entonces escuché un grito que decía: Maddy, Abbe esperen.
Volteamos al mismo tiempo, no estaba segura de quién podría ser ya que nadie más que Maddy me conocía bien.


-Amm hola, qué tal.-dijo John el cuál me habia dicho su nombre Maddy.

-Hola-dijo Maddy sonriendo ampliamente, sabía lo que estaba pensando.-Bien.


-Hola-dije sonriendo inocientemente como si no supiera qué es lo que pasaba.-Oye, no es por cortarte la conversación pero tenemos que tomar una camion a Releigh.


-Oh, siento retrasarlas.-dijo despidiéndose con la mano mientras nosotras nos despedíamos igual siguiendo nuestro camino.


-Te dije-susurró Maddy-le encantas.
-Cállate-rei.


-Amm-la voz de John his que pararamos en seco.-No tengo nada que hacer hoy, ¿Las puedo acompañar?
Maddy respondió con una cara pícara y con un estruendoso: SI!. Yo la volteé a ver, con los ojos abiertos como platos, pero John sonrió alegre por la respuesta de Maddy.
Se adelantó y llegó a nuestro lado, entonces caminó con nosotras hasta llegar a la estación, compró su boleto y esperamos a que el camión llegara.
Esto era perfecto, la abuela estaría feliz de conocer a John y no pararía de hostigarme con sus preguntas. Hice una mueca ante la idea.

 
POV John

No sabia lo que pensaba Abbe, me intrigaba demasiado. Era tan diferente, simplemente ¿quién iba a casa de su abuela en fin de semana? Las demas chicas estarían en el centro comercial o algo así pero ella no. Ella iba a ir con su abuela...Me encantaba estar con ella y ni siquiera la conocía del todo.

Nunca había tenido este sentimiento, nunca.








miércoles, 7 de abril de 2010

Cap. 6 Buscando a la chica Miller

POV Maddy


Llegué a la oficina de mi papá, el director de nuestra aburrida escuela, sin poder dejar de pensar en la chica que me había topado. ¿Sería ella una Miller?
-Hola querida, ¿cómo te fue hoy?-me preguntó mi papá. Pero no le pude responder porque estaba atrapada en mis pensamientos. -¿Maddy?-
-Em, ehhh, este bien sí bien- dije balbuciando -Oye sólo por curiosidad, pero ¿hay algún alumno con el apellido Miller en mi grado?
-¿ Por qué quieres saberlo?- me preguntó intuitivamente.
-Sólo por curiosidad.-
-Oh, acabo de enviar los registros de los alumnos con Nancy. Dile a ella que te los busque.-
-Ok, gracias papá. Nos vemos más tarde en casa.- le dije dándole un beso en la mejilla y dirigiéndome a la siguiente puerta con Nancy.

-Um, Nancy.- Nancy la secretaria de papá se encontraba durmiendo en la silla frente al escritorio. La tierna anciana con lentes parecía estar teniendo un agradable sueño; su sonrisa  lo demostraba. No quería despertarla pero la llamé un poco más fuerte para que me respondiera. -Nancy. ¡Nancy! ¡Naancyy!-
-¿Qué?¿Qué pasó?- dijo despavilándose.
-Siento despertarte pero, podrías buscar en los registros ¿cuántos alumnos de apellido Miller hay en segundo de prepa?-.
-Oh claro linda. Deben estar por aquí.-
Mientras  buscaba le pregunté:
-Parecía que estabas teniendo un lindo sueño.- comenté sonriéndole.
-Oh querida, no, de hecho estaba soñando que un gran, gran, GRAN quitagrapas me atacaba.-
-Sí eso da mucho miedo.- dije sarcásticamente. -Y entonces, ¿por qué tenías una gran sonrisa en tu rostro?-
-Me acabo de poner botox en mis labios hace unas pocas semanas y apenas me estoy acostumbrando.- dijo al buscar en los registros. -¿Apoco no se me ve lindo?-
-Sí, te ves encantadora, tan natural.-respondí otra vez sarcásticamente.
-A ver linda; está Robert Miller, Kurt Miller, por cierto, ¿sabías que Kurt es gay? Bueno aún no lo confirmo, pero es lo más probable. Y está la chica nueva Abbe Miller.-
-¡Oh muchísimas gracias!- dije entusiasmada y salí corriendo.

Esa tal Abbe era la chica con la que me había encontrado hace varios minutos en la biblioteca. Si me apresuraba todavía podría estar ahí.
Llegué acalorada y rápida y desesperadamente me acerqué al primer muchacho que me encontré. Era John.

-Um, ...am,- empecé a hablar apenada. Había una razón social por la cuál John y yo no hablamos muy seguido, tal ves nunca, digamos que en la pirámide social él estaba en la parte superior junto con los populares y yo, ammm digamos, que un poco más abajo, bueno muuy abajo. - ,¿has visto por aquí una chica apresurada de como unos 17 años, estatura mediana, con ojos color chocolate, cabello ondulado y café, vestida con jeans y una blusa holgada, y un dije igual a éste colgando de su cuello?- y le mostré mi  collar. Al empezar hablaba con tono tímido y lento pero conforme seguía la descripción, me apresuraba y no dejaba de hablar.
-Sí, hola, ¿cómo estás?- dijo con ironía demostrando que no lo había saludado.
-Ah hola,- le dije ahora más apenada por no haberlo saludado -, y bien, ¿la has visto?-
- Pués la verdad es que sí. Hace un rato hablé con ella. Pero se tuvo que ir.- dijo con tristeza en los ojos.
-Mmm, ah bueno, gracias de todas maneras.- Iba saliendo decepcionada por no haberla encontrado cuando John me hizo parar en seco.
-Maddy..., mmm... ¿la conoces?- preguntó con esperanzas.
Volteé asombrada de que supiera mi nombre -¿A quién?¿A Abbe?-
-¿Se llama Abbe?-
-Abbe Miller- asentí. -Tal vez.- Sonreí y salí corriendo de manera que John no pudiera preguntarme más.

Me dirigía a mi casa pasando por la avenida principal de Wilmington. Sólo faltaban dos cuadras para llegar a mi hogar. En la casa de enfrente iba saliendo una chica a la cual reconocí. Abbe. Abbe Miller. Mientras ella sacaba la basura, yo me le dirigí corriendo. Y por no fijarnos por dónde íbamos, como la primera vez, volvimos a chocar.
-Hay lo siento mucho.- me apené.
-Ya es la segunda vez que me pasa eso hoy; pero, no te preocupes.- dijo riendo en el suelo. Por suerte lo que llevaba en la bolsa de la basura no era basura si no hojas caídas de los árboles ya que estábamos rodeadas de ellas.
-Oye, ¿tú eres Abbe, Abbe Miller?- le pregunté ansiosa por oír la respuesta.
- Ella misma. ¿Tú eres la de la biblioteca?-
-Si te refieres a con la que chocaste, sí. Soy Maddy Kendrik.- me reía al ayudarla a levantarse. -Sé que te sonará un poco raro pero te tengo que preguntar de nuevo de tu collar.- le pregunté anhelando la respuesta....